¿Cómo fue nuestra Corazonada de Adviento?

¿Cómo fue nuestra Corazonada de Adviento?

¿Cómo fue nuestra corazonada de Adviento? A nosotras, lo que nos pareció, es que allí todos ardíamos de esperanza. El primero, nuestro Dios: ¡Él siempre cultiva la espera con respecto a nosotros! Cuando nosotros llegábamos para celebrar esa Corazonada, Él ya estaba ahí, esperándonos para abrirnos de par en par su Corazón.

Luego estaba nuestra propia esperanza: grande, llena de expectativas, soñando sin poner trabas…

Sabíamos que el Señor no iba a dejar que nuestra esperanza se viera defraudada, y disfrutamos cuando lo vimos confirmado con testimonios como el que compartimos ahora.

Estas palabras fueron escritas justo antes de la Eucaristía con la que finalizaba nuestra corazonada de diciembre. Son sentimientos llenos de la espontaneidad y frescura de ese momento. Nos limitamos a transcribirlos y a dar gracias a Dios que siempre se derrama con sobreabundancia sobre los que se atreven a esperar en Él.

“Estoy viviendo una de las experiencias más maravillosas de mi vida y, una vez más, es en este bendito monasterio.

Voluntariamente he aceptado venir a participar en la tercera Corazonada organizada por la comunidad de hermanas Clarisas. No conocía a nadie y, a la vez, me voy con la sensación de conocer a todos los que hemos participado en ella, de siempre.

Las Eucaristías, maravillosas, como siempre. La adoración nocturna, me ha llenado el corazón hasta arriba de amor. Pero voy a destacar, por encima del resto, algo que, en teoría, debería haber sido lo menos significativo: la charla que nos ha ofrecido el padre Carlos se ha convertido en una expresión de sentimientos y vivencias personales, tanto de los de un lado como los de otro, que, a mí, personalmente, me han puesto los pelos de punta. He escuchado corazones abiertos, sentimientos a flor de piel, testimonios desgarradores, personas sin miedo a decir y compartir su «yo» diario. Mi aportación hubiera sido insignificante en comparación con lo escuchado allí. Grande Rafa, grande Toñi, grandes todos y valientes. Me he identificado con todos y cada uno de ellos y admiro y envidio su valor.

Realmente, Dios ha estado allí con nosotros, en todo momento, y eso es lo que yo buscaba. Está siendo un adviento espectacular. Empezamos muy bien. Qué siga así y que no acabe nunca. Gracias, hermanas, por todo, una vez más. Paz y bien”.

P.C.